El deseo de volar es tan primitivo que se remonta a tiempos inmemoriales, desde que el primer hombre se quedó fascinado con el vuelo de las aves.
En mi caso, un carácter inquieto y la pasión por la fotografía aéria han sido los dos grandes ingredientes que dan sentido a mi trabajo.
Para mi es un privilegio volar y captar la realidad con los ojos de los pájaros para poder compartir esas instantáneas con clientes y amigos.
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